jueves, 7 de agosto de 2014

Doscientas palabras

Antígona

No mires, chiquita. No llores. Dónde está la mami, dónde el papá. Un cajón de madera. La cara reventada. Con lo hermoso que era el papá. Tan lindo como mi chiquita bella, ya no mires mi niña. Ese cajón no es tu papá. Ni su nombre me dejaron estampar. Una torre de nombres te voy a construir. Un palacio de palabras. Letra sobre letra, escalera caracol la tía te va a rescatar. Deme por favor un certificado con su nombre, que aquí yace el poeta al que las palabras se le hicieron balas. Dos letras. Dos consonantes no hacen palabra. Despacio señor. ¿Lo va a poner en la cinta?¿Es que no tiene otra forma de subir un cuerpo a un avión? A la niña no se la doy. Es pequeña. Perdió a su mamá, y a su papá lo encerraron en un cajón. No se apoye. Debajo de esas dos consonantes está mi hermano amado. Con estas manos lo mecí en la hamaca del jardín de nuestra casa. Con estas manos me aferro a su hija. Nadie me la podrá arrancar. La misma negrura en el mirar. En el fondo de sus ojos azules es igual a su papá.