sábado, 31 de marzo de 2012

Día 187 (31.3.12) – Proyecto 150 (palabras) x 365 (días)


Luz pública
de Bibiana Ricciardi

¡Señor! Usted, el del sobrerito ridículo. Si, usted; no se haga el que no me escucha. Le estoy hablando. ¿No le parece que está un poco grandecito para andar jugando a la estatua? Después el gendarme me viene a cargosear a mí con el tema de la bebida. ¿Y usted? Durito ahí en medio de la plaza, haciéndose el soldado valiente. Estatua viviente, ¿no? ¿Dónde se estudia eso?  Mire que por acá no vienen los turistas. Yo se lo digo por su bien. Mejor se baja y se toma uno tragos conmigo. No le va a hacer nada. No le crea al gendarme. Mire, hago el cuatro. Silbo la cumparsita. Estoy bien. Mire lo que hago, equilibrio en la reja. Me lo hace a propósito. Me apagó todas las luces. Así obvio que me caigo. Prenda quiere. Esta es una plaza pública no puede apagar. Ayúdeme a pararme, por favor.  

Inspirado en: http://www.lanacion.com.ar/1461313-las-luces-se-apagan-en-la-hora-del-planeta

viernes, 30 de marzo de 2012

Día 186 (30.3.12) – Proyecto 150 (palabras) x 365 (días)


Hombres
de Bibiana Ricciardi

La física requería sobriedad. Abandonó la conferencia antes de que terminara, alcanzaba con ver la excitación de los disertantes, para comprender que se trataba de un error sistemático. Por más post relatividad que invocaran, esos científicos aún se regían con lógica  newtoniana. Tenían sed de trascendencia. Proclamaban un multiverso tejido con distintas capas de vidas paralelas, pero sufrían el mundanal terror al fin de sus propios pequeños egos. A volver a ser polvo. Se soñaban Einsten y despertaban relativizando la relatividad.
            Se avocó a investigar los procesos utilizados en la medición de la velocidad de movimiento de los neutrinos. Habría un error. No podían ser más veloces que la luz. No existía nada más veloz que la luz. La causa debía poder verse antes que el efecto.  Seis meses después lo encontró: la mala conexión entre un cable de fibra óptica y un sensor electrónico. Todavía el hombre era hombre.


jueves, 29 de marzo de 2012

Día 185 (29.3.12) - Proyecto 150 (palabras) x 365 (días)



Muletas
de Bibiana Ricciardi        

La metralleta obtura non stop. Los fotógrafos compiten por tomar una imagen capaz de tejer la Historia.  El comandante aguarda sentado. El león sin dientes rumia humillado, el pasto que la edad le ha obligado a asumir como alimento. La pantera se asoma y sonríe triunfal ante el esfuerzo de su contrincante por levantarse de su silla. El tiempo ha dejado huellas lacerantes en los cuerpos de ambos ancianos.
-- Finalmente el tiempo ha pasado y acá estamos: dos ancianos. — concede amable el comandante.
-- Sí, soy anciano, pero todavía puedo cumplir mi deber. —  lacera sin culpa el sumo pontífice.
                El león herbívoro concede en silencio, y gana la partida. Suponía que su mayor acierto había sido retirarse a tiempo. Ahora, frente a ese papa senil, lo comprueba. A los ochenta y seis se apoya en su hijo para avanzar. El otro, en cambio, se sostiene de un dios muleta.

Inspirado en: http://www.lanacion.com.ar/1460497-fidel-a-benedicto-xvi-que-hace-un-papa

miércoles, 28 de marzo de 2012

Día 184 (28.3.12) – Proyecto 150 (palabras) x 365 (días)


Caras
de Bibiana Ricciardi

Después de haber descolgado todos los espejos de la casa, encontró que su imagen podía reflejarse en los vidrios de las ventanas. Ordenó cortinas pesadas y cubrió las aberturas. La casa se mantenía con un microclima que garantizaba la computadora central. Casa inteligente, menos mal. Cuando la compró, la vendedora le indicó que podía cargar toda su información personal para que la máquina conociera su perfil, y así le proporcionaría mayor confort. Si había algo que no necesitaba que se conociera su perfil. Ni el frente, ni la espalda. Su cara era un disgusto que prefería ahorrarse a sí misma, incluso.               
Una mañana creyó atisbar algunos de sus rasgos en la pileta de acero inoxidable de la cocina. Pensaba cómo resolver el incordio cuando una llamada telefónica la interrumpió. Eran de la clínica para confirmar el turno para el trasplante de cara que la computadora hogareña había sacado por ella.

Inspirado en: http://www.minutouno.com.ar/minutouno/nota/150756-difunden-imagenes-de-una-mujer-con-trasplante-de-cara/

martes, 27 de marzo de 2012

Día 183 (27.3.12) – Proyecto 150 (palabras) x 365 (días)


Sueño profundo
de Bibiana Ricciardi
Avanza nervioso entre la multitud que lo aclama. Una niña corre a besarlo. Sonríe junto a la pequeña para los fotógrafos. Un colaborador lo empuja suave para que continúe avanzando. La fecha patria apenas comienza,  quedan más actos por presidir. Camina firme aplastando las hojas de Paraíso que alfombran la acera. El otoño insinúa su rigor pero el sol aún entibia la ciudad. Emocionado baja la vista, y clava los ojos en sus pies. Una mancha en el extremo de la bota derecha le provoca escozor. ¿Qué sustancia ensucia su inmaculada mañana? ¿Por qué se ha puesto las botas en lugar de los zapatos? La gaffe lo irrita tanto como el sacudón molesto sobre su hombro. Su abogado lo conmina enojado, le indica que el juez está esperando que despierte para continuar el juicio. El viejo tirano se acomoda en el banquillo, y continúa oyendo los alegatos en su contra.

Inspirado en: http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-190520-2012-03-27.html

lunes, 26 de marzo de 2012

Día 182 (26.3.12) – Proyecto 150 (palabras) x 365 (días)


Industria editorial
de Bibiana Ricciardi
“Una novela más sobre la dictadura. Bien por expandir las brechas de la más creativa originalidad, querida Brizuela,” tuiteó desde su teléfono inteligente. La red de microbloging  tenía el problema de la repentización del mensaje. El pulgar corría rápido, calmaba la bronca y encendía las mejillas. Recién anunciaban el premio y no pudo contener la furia. El sistema lo sacaba de sí. El mercado premiaba lo cómodo, y los imbéciles se arrellenaban en el sillón de sus escritorios. Tan conveniente: mientras el mundo intelectual se levantaba contra el freno que el establishment le había impuesto a los juicios a la dictadura franquista, las editoriales distinguían a un tibio escritorcito argentino, que volvía a abrevar en las transitadas aguas de la dictadura argentina, convenientemente castigada por el establishment local. De manual. Sintió nauseas por el premiado, por el gremio, y por sí mismo, que había vuelto a perder un concurso literario.