martes, 4 de diciembre de 2012

Se editó el libro que reúne los cuentos que escribieron los habitantes de un pueblo que elige contar su historia a través de la ficción.

Un trabajo de taller de todo el año en el que yo dí las herramientas y ellos pusieron el alma.
Mi prólogo:


A lo largo del año 2012, y en vísperas del próximo centenario del pueblo, un grupo de vecinos de Orense emprendió la aventura colectiva de tejer un tramado de textos subjetivos, narrados desde la perspectiva individual, pero inspirados en la  historia en común. Así, conformamos este espacio, con el auspicio conjunto de la Dirección de Cultura de la Municipalidad de Tres Arroyos, y la Asociación de Fomento de Orense, que nos permitió organizar un taller de escritura periódico en la Biblioteca Amigos del Libro, y otro en paralelo con los estudiantes del Instituto José de San Martín. Por otra parte, muchos orensanos que ya no residen en el pueblo, y otros que sí lo hacen pero no pudieron acercarse a los encuentros, sumaron sus miradas a través de las redes sociales, en las que cada relato fue expuesto para su lectura y posterior comentario a lo largo de todo el ciclo. De esta manera, llegamos a este corpus de voces que integran este libro, en el que mi trabajo como tallerista primero, y compiladora después se vio superado por la propia fuerza narrativa de los mismos implicados.  
Los procesos de escritura fueron tan variados como lo son en sí sus autores. A la propuesta inicial de trabajar con la ficción alimentada por elementos de la realidad histórica, sucedió el lógico debate de la frontera entre uno y otro género. ¿Qué es la verdad histórica sino un relato más o menos verosímil de algunos, que se decidieron a narrar su propio punto de vista de los hechos? Hay tantas verdades como personas dispuestas a señalarlas. Por eso este trabajo prefiere sincerar el procedimiento, y mostrar las voces tal como se presentan. Sin ninguna rigurosidad histórica. Por el contrario, permitiéndose jugar con los bordes de la anécdota convirtiéndolos en romances, tristezas, alegrías y añoranzas. Algunos más reales que otros, pero todos relatos vivos igual de atrapantes y conmovedores.
Llegué a Orense por sus playas inhóspitas. Fue por el mar que conocí a su gente. El mismo mar que trajo a quienes fundaron al pueblo. Hoy, los hijos de aquellos inmigrantes, comparten conmigo y con todos los que se quieran acercar, no sólo su mar sino también su ser. El alma de un pueblo de la llanura pampeana. Único e irrepetible, pero también igual a cualquier otro. Este conjunto de relatos poéticos, narrativos, de ensayo, o de divulgación, pintan una aldea con sentimiento tal que trasciende su propia frontera, y se transforma en narración universal. Orense nos presta una lupa para que examinemos mejor los detalles de la historia del país que conformamos. Agradezco a los orensanos por permitirme participar de esta experiencia inusual de escritura colectiva.
Bibiana Ricciardi