miércoles, 13 de agosto de 2014

Doscientas palabras

El beso

¿No recordás nada? No te creo. No pudiste olvidarlo. No hay droga que pueda borrar la huella. No pongas esa cara. Puedo con tu olvido, no con tu rechazo. Parecés el borracho que el día después se despierta con una alianza en el dedo. No voy a exagerar. No me prometiste amor eterno. Sólo me besaste. Pero un beso de esos que sellan la boca. La clausuran para siempre. En boca cerrada no entran moscas. No pude volver a abrirla. Tus labios tienen la llave. Si puedo hablar es porque te los miro. Si giraras la cabeza debería callar.
No lo hagas.
No deberías haberlo hecho. Tengo mucho que contarte. Callándome no ganaremos nada. El tiempo apremia. Ahora que sabemos cuanto nos amamos debemos pensar de qué modo seguir. No, no mencionaste el término. Una palabra no puede decir más que mil besos. Me diste sólo uno, si. Pero con la potencia de miles. Una bomba de neutrógeno. Fue justo antes de que entre tu esposa. Yo te estaba poniendo la vía, me agarraste desprevenida. La droga te aflojó la prudencia. No me había pasado jamás con otro paciente. No gires, no te vayas. No puedo hablar con tu espalda.