viernes, 14 de marzo de 2014

Doscientas palabras diarias



Día 72
viernes 14-3-14

Sequía

El ritmo del agua cayendo sobre el techo competía con el de su corazón. Estaba completamente desbocado. Asustado. ¿Desde qué hora llovía? Habrían caído unos treinta milímetros. Capaz que ya se estaba anegando la entrada de la tranquera. No podía haber quedado rastro. Agua providencial. Sonrió en la oscuridad de su cuarto, tirado sobre la cama sin deshacer. Los chacareros estarían tan contentos como él. Había sido una temporada difícil. El sol resquebrajaba la tierra y emergían los bichos por las grietas, entre los terrones.  Al bicho se lo mata, porque si encima de no tener agua viene el bicho, no queda nada para la cosecha. Con lo que él había invertido en su hija, viéndola crecer, calculando dote, soñando nietos.
Cuando viene la seca todo se trastoca, el hombre es bicho de agua. Si dicen que el cuerpo tiene un ochenta por ciento de agua. De sangre ha de ser, porque si uno lo pincha sale de todo menos agua. A menos que ese agua que estaba cayendo a borbotones, lavando las huellas del crimen, estuviera brotando del tajo del pibito. El ruido de la hoja entrando en la carne aún reverberaba en sus oídos, pese a la lluvia.

http://www.lanacion.com.ar/1672128-perpetua-para-el-hombre-que-tiro-al-novio-de-su-hija-por-el-balcon