martes, 8 de abril de 2014

Doscientas palabras

Día 90
Martes 8-4

La felicidad

Si hubiera existido la felicidad podríamos afirmar que Elvira era una mujer feliz. No intento aquí desarrollar una teoría sobre tal entidad, ni siquiera pretendo discutir con otros pensadores que han escrito sobre el tema. Hasta dónde yo sé la felicidad es una sucesión de instantes efímeros. Dicho esto paso a contar el caso que me ocupa, el de Elvira. Ella podía pasar por cualquier circunstancia sin arrugarse, la vida apenas si la mojaba. Vivía rodeada de gente que la quería, lograba llevar a buen término sus objetivos, gozaba de buena salud. Tenía un pasar económico cómodo, aunque había tenido que trabajar duro para tenerlo. Nada le había sido regalado, pero tampoco nada le había costado tanto como para frustrarla. Sufría por la injusticia humana, no era frívola, pero no permitía que la sinrazón del compartimiento humano le nublara el entendimiento. Era una mujer bonita. Ese tipo de belleza que no llama la atención.
Ustedes se estarán preguntando cuál era su particularidad. Me escuchan enumerar los motivos incuestionables de su felicidad, e imaginan que voy a sorprenderlos. Que sacaré un as de la manga, y les demostraré que la felicidad de Elvira no era completa. Pues no, esperan en vano.