Maratón
de
Bibiana Ricciardi
Salió de la oficina sin mirar
hacia atrás. Treinta y siete años que cabían en una caja de zapatos.
Zapatillas, en verdad. Talle cuarenta y cinco, eso sí. Grandecitas. Se las había
comprado la mujer de regalo por la jubilación.
-- ¿Me mandás a jugar a las bochas?
No se pudo contener. ¿Cómo le va a regalar
zapatillas? Era sorprendente lo poco que lo conocía. Le dijo que el deporte era
un buen sustito del trabajo. Claro, para ella, que su único trabajo había sido
ir a la peluquería todos los viernes. Se imaginó cómo sería compartir la casa a
diario con esa mujer desconocida. Se le ocurrió que la longevidad marital se
relacionaba con la estabilidad laboral. ¿Quién podría permanecer treinta años
junto a una persona si tuviera que verla realmente todos los días? Entonces
dejo la caja en el suelo, se colocó las zapatillas y comenzó a correr.
Inspirado
en: 1 de mayo – Día del trabajador (no se publican diarios)