jueves, 8 de mayo de 2014

Doscientas palabras

Día 110
Jueves 8-5-14

Treinta y tres

-- Diga treinta y tres.
La mujer lo miró sorprendida. El doctor devolvió la mirada atento, serio. Ella esperó que la máscara se relajara, que asomara la sonrisa que develaría la broma. El médico no solía ser propenso a los chistes. Ella lo conocía desde hacía años, y lo visitaba a menudo. Solía lesionarse seguido los tobillos. Corredora urbana, intensa. Calzaba las zapatillas y salía a correr ante cada dificultad. Con el tiempo las rispideces se amontonaron a la par de los esguinces. El hombre solía recibirla serio, sacudiendo la cabeza. Descreyendo de que su paciente no fuera capaz de cuidar mejor sus tobillos.
-- Treinta y tres.
El doctor insistió, la paciente se impacientó. Rió nerviosa. Se levantó con cuidado, saltando en un pie se acercó a la camilla. Creyó que é la ayudaría, pero no se movió de su lugar, detrás del escritorio. Había ido directamente, sin cambiarse. El dolor era intenso. Se sentó con dificultad en la camilla. Con mucho cuidado desató la zapatilla, quitó la media y dejó el tobillo inflamado al aire. Como el médico no se movía dijo por fin:
-- Treinta y tres.
-- Ahí está. Sepa que a partir de ahora prefiero encargarme de sus pulmones.