viernes, 16 de mayo de 2014

Doscientas palabras

Día115
Viernes 16-5-14

Luna Llena


La tradición indicaba que las noches de luna llena debía extremar el cuidado. Había sucedido en su familia por generaciones, no tenía por qué interrumpirse con ella. La marca era tan ancestral que estaba impresa en el apellido desde tiempos inmemoriales. No todos los miembros del clan lograban cumplir el desafío de tener siete hijas mujeres consecutivas sin interrupción de varón alguno. La crónica familiar consignaba el fenómeno desde el siglo XVI (por supuesto que se estima que la particularidad podría haberse desarrollado mucho antes, pero no existen pruebas históricas contundentes). En cambio, sí está documentado que desde el siglo XVI hasta la fecha, son siete las mujeres que han engendrado siete mujeres. Cada una de ellas, tal como ordena la tradición ha llevado el nombre Luna con orgullo ancestral.
La protagonista de esta historia no es la excepción, como las otras, ella también lleva con hidalguía el nombre Luna, acompañado del ilustre apellido. Pero ella, a diferencia de sus seis antecesoras, carga con un peso extra: ser la séptima Luna Llena. Nunca nadie se animó a explicarle las posibles consecuencias de su caso. No fue necesario, sólo ella sabe lo sola que puede sentirse las noches de luna llena.