martes, 15 de abril de 2014

Doscientas palabras

Día 94
Martes 15-4-14

Silencio

El ruido tapa las arterias. Se atasca en el embudo auditivo, violenta los poros. Revienta la piel, penetra el alma. Un estruendo unicornio, oloroso, polvoriento. Bestia desbordada de entrañas putrefactas que exudan un hedor resbaladizo. Un ente que se alimenta del oído ajeno, crece en la esquina y decrece a la vuelta. Espera agazapado en el semáforo. Asalta al navegante de mar encrespado, incauto cazador de tormentas. Ola violácea, rojinegra, ruge hambrienta su desesperación. Exige atención, necesita vivir. Tiembla de miedo en los laberintos solitarios, se encoraja felina frente a la multitud. La ciudad late a su ritmo. El rito no se detiene. El transeúnte se somete obediente. Liebre asustada, enceguecida. El reflector barrió su trompa y anuló sus ojos. Espanto urbano. Cada cual atiende su ruido. Uno propio, igual al de todos pero con características únicas. El concierto se afina en tono disonante. Una melodía de consumo obligatorio. No hay modo de clausurar el túnel, la bestia es autónoma, indomable. Se impone. Rey de reyes, voraz cazador de liebres acecha astuto a un hombre que avanza sostenido de una mujer, caminan firmes, paso decidido. Sonríen mudos, sus dedos son lenguas hábiles. No tienen embudo auditivo. La ciudad les pertenece.