miércoles, 19 de marzo de 2014

Doscientas palabras diarias

Día 76
Miércoles 19-3-14

Compañero

Confieso que en un primer momento le tomé cierto cariño. Se veía raro, tierno. Esos ojitos retraídos, las orejas caídas, su bocota abierta, la lengua asomada entre los dientes, un conjunto de expresiones calcadas de un manual de buenas costumbres. Estaba plantado sobre sus extremidades, como en guardia, exhibiendo una violencia potencial que podría haberme alertado. Pero entonces algo lo hizo girar hacia mí y vi su mirada. Incliné la cabeza aceptando la evidencia. Había empatía entre nosotros. Algo, un no se qué inexplicable. Me acerqué a su lado, froté mi nariz en su lomo y sentí cómo se relajaba toda su humanidad.  Aún hoy, aquí mismo, habiendo transitado todo lo que se expuso en este estrado, rememoro aquella vivencia y me cuesta creer el engaño. Tal vez uno no puede evitar creer aquello que necesita. Pero aprendí, señor. Ahora sé que la soledad es mucho mejor compañera. El hombre nunca es el mejor amigo del perro. Por eso le suplico que me devuelva mi libertad, por más dinero que le haya costado a mi dueño comprarme. Un perro no puede estar obligado a convivir con semejante bestia.

http://www.minutouno.com/notas/316689-venden-un-perro-china-2-millones-dolares