jueves, 17 de enero de 2013

Proyecto "Usted está aquí"


200 m Charlone y Estomba, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina


Una familia como la de ellas, de pura mujeres, no se podía dar el lujo de prescindir de un hombre que las ampare. Aunque sea por un rato, por unos meses o unos días. Uno que traiga cuando tiene, y cuando no, no. Alcanza con que se muestre. Que todos vean que hay un gallo en el gallinero, nada más. Nada menos.
Cosa de Mandinga: las Espósito sólo paren hembras. Desde varias generaciones hasta la fecha. Y no es que se quejen, ser mina tiene sus ventajas. No fue trabajando que lograron su monoambiente en la torre ocupada unos meses antes de que se terminara su construcción. Por aquella época había organizado la toma uno de los obreros paraguayos, en señal de protesta por el atraso en los pagos. Un señor amable que noviaba con la abuela de Jessica, y que les hizo un lugar a todas. Uno que tuvo la decencia de migrar detrás de otra, antes de tentarse con la carne más fresca que le pasaba cerca.  Después de eso anduvieron unos cuantos meses solas, hasta que la mamá de Jessica trajo a un colectivero de la 140, que se le enamoró de tanto verla en el balcón, cuando pasaba en su recorrido. Cada vez que alguna de las tres oficializaba algo armaban un apartado con unas cortinas que colgaban del techo para que la pareja tuviera su nidito de amor. Que el hombre se sintiera cómodo, que les durara lo máximo posible. Tarea difícil, cada vez les costaba más. Abuela y madre se estaban poniendo viejas, y la nena todavía era muy nena.  Por eso, cuando el colectivero anunció que la nena esperaba un pibe, ninguna se sorprendió.
-- Piba-- le aclararon-- y reacomodaron el cortinado.