Resaca
de Bibiana Ricciardi
El tipo iba tirando de a changuitas. No necesitaba
mucho. Y aunque necesitara. Para el que está flojo de papeles no queda otra.
Empieza por un barrio, pinta las ventanas viejas de una casa, arregla los
cueritos flojos de otra y así. Hasta que se corre la bola y entonces vuelta a
empezar en otro barrio.
Así fue
como llegó a Bahía Blanca. Cuando la gran ciudad le quedó chica comenzó a
recorrer la provincia. Hacia pocos días que había llegado y se acercaba
navidad. Le hubiera gustado mandarle un regalo al pibe. Entonces se animó a
tirar la campana de la casona suntuosa. El apuro por la fiesta próxima tapó la
desconfianza y se ganó su primer puesto de pintor de pérgolas dejardín. Apenas
iba por la primera mano cuando vio al auto aterrizar dentro de la pileta. Dejó
el pincel y se fue. Los excesos se pagan en vida.