sábado, 23 de agosto de 2014
Doscientas palabras - Desorden cronológico
El zapato se ajustó a la perfección al delicado pie. El oficial, arrodillado junto a la muchacha, levantó sus ojos y la miró. Ella sonrió espléndida, imaginó lo bien que luciría en la fiesta que daban el sábado para elegir a la reina de la primavera.
-- Tengo que llevarla detenida.
La chica rió con ruido. Por qué un policía querría llevarla presa. El horno comenzaba a inundar el ambiente de olor a facturas. En minutos los obreros de la fábrica se cruzarían a buscar sus medialunas. Eugenio era muy celoso. No la quería dejar que se presentara al concurso. Si viera a aquel policía acuclillado a sus pies... Llevarla a ella detenida. Como sí fuera una niña boba que se dejaba abrazar por cualquier uniformado. Era joven, buen mozo, pero ella conocía bien las reglas del juego. No necesitaba otro hombre que la celara.
-- Este zapato fue hallado en la escena del crimen.
Contuvo la carcajada, mantuvo la sonrisa. Escena del crimen. Eugenio también le decía así. Vos estás para el crimen.
-- ¿Cuál crimen?
-- El del operario que noviaba con usted.
-- ¿Eugenio asesinado? ¿Cuándo?
-- Usted estaba ahí, señorita. De hecho fue elegida Reina de la Primavera, no le conviene negarse.