Día 117
Jueves 22-5-14
Humedad
Si pudiera sacarlo, estrujarlo, quitarle la última gota de
humedad. Orearlo en la ventana. Pero ni sol que lo tueste. Las ultimas hojas pegoteadas
ensucian la vereda. La ciudad se vuelve
una trampa imposible. El que no se secó en verano, ni logró hacerlo en otoño
deberá permanecer mojado hasta la primavera. Es ley urbana. El que no se
escondió se embroma.
Helena conoce las consecuencias de haberse internado en el
pantano fuera de temporada, pero no tiene ganas de aceptarlas. Abre la ventana,
saca la cabeza. No mira nada. No necesita ver. Vence su cuello, deja que el
agua muerda sus rulos que se estiran pesados hacia el suelo. Una gota mayor que
las otras le indica un camino posible. El agua es sabia, no intenta resistir. Hay
un orden en el caos del que vuelve al cauce. Saca un brazo desnudo. La lluvia
ocupada en mojar su cabello ni lo toca. Envalentonada saca el otro. Su cuerpo
pende de un hilo, ella paciente espera a que la lluvia complete su trabajo.
Cuando el agua haya terminado de humedecer su cabello el peso se habrá
desequilibrado y por fin escapará al laberinto. Si pudiera sonreiría. Pero
nadie sonríe con el corazón tan mojado.