Sábado 5-4-14
Código de honor
Antes de dormirse colocaba el pañuelo con su perfume bajo la almohada, miraba un rato la sonrisa de la foto, y oía el último mensaje que ella le dejara en el contestador automático. Todas las noches igual. El secreto estaba en repetir el esquema sin modificación alguna. Entonces invariablemente caía en un sueño tan profundo que tornaba posible lo imposible. Nunca había disfrutado tanto de ella antes.
Sus amigos, que desde el accidente se turnaban para acompañarlo, se asombraban de que pudiera dormir así. Suponían que el duelo se acompañaba con sedantes. Él desistía de explicarles. Imposible contarles su secreto sin ser lascivo. Los tranquilizaba con evasivas, intentaba esconder su sonrisa. Un caballero no le cuenta sus andanzas amorosas a los amigos, las disfruta en silencio.
Sin embargo cuando pasaron los meses comenzó a dudar. ¿Era en verdad ella con quien pasaba sus noches? ¿Son meros sueños los sueños? La duda lo carcomía, y resolvió hablar. Invitó a uno de sus amigos más discretos, y le comentó lo que pasaba tratando de retacerle los detalles más ardientes. El amigo sonrió, lo palmeó en la espalda, y lo mandó a dormir. Pero desde esa noche ella nunca más lo volvió a visitar.
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