Sábado 18/1/14
La China
El hombre llevaba una pena. Llegó al pueblo sin levantar la cabeza, refugiado en su dolor. Quién querría dañar a quien ya estaba herido de muerte. Se instaló en las afueras, en el rancho junto al río.
-- Tenga cuidado, amigo. Cuando el río ruge sube tan rápido que ni tiempo le da.
El vendedor le dijo por decir, por no preguntarle para que podía necesitar las municiones. El viejo apenas si asintió con la cabeza, y guardó las balas en su morral. Venía de Misiones, tenía la selva estampada en las arrugas. Comentaban que escapaba. De una china, o un oriental. Las pavadas que se hablan por espantar el calor. Difícil que el río rugiera ese verano, no había agua ni para mojarse los pies.
Al misionero no le hacía mella el calor. Horas los ojos achinados hacia la montaña, los oídos alertas al rugir. La tarde que por fin lo vio bajar no se sorprendió. En el más extremó silencio el tigre de bengala cruzó la siesta cordobesa en busca de su presa. El misionero no dudó, cargó su arma y disparó. De lejos vio caer al felino, y deseó el rugido que se lo llevara también a él.
http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-237999-2014-01-18.html