Día 16
Jueves 17-1-14
Espejo
El brillo atravesó su cara. Corrió ligero del surco de la boca al cono sobresalido de la oreja. Un instante. De no ser por el tropiezo en el puente de la nariz, jamás lo hubiera notado. Pero bastó una milésima de segundo sobre la órbita de su ojo cerrado para despertarla sobresaltada. Parpadeó y saltó en la cama.
-- ¿Quién anda ahí?
No obtuvo respuesta. Sin embargo todavía persistía la sensación del brillo. Atravesó la habitación a oscuras. Procurando no despertar a su asistente recorrió la casa en silencio. Las ventanas seguían tapadas con madera, las paredes blancas, todo estaba como siempre. Sin embargo ella había percibido un brillo. Podría haberse confundido, hacía muchos años que no veía un brillo genuino. Diecisiete años, tres meses y veintiún días que habían desterrado cualquier superficie lo suficientemente pulida como para reflejar su imagen. Tanto tiempo que ni siquiera la recordaba. Si hacía un gran esfuerzo le aparecía un recuerdo de una nariz sucia, cargada de pecas. Pero ya no tendría la cara de una nena. ¿Cómo se vería? En silencio, extremando los cuidados para evitar ser oída, la mujer más fea del mundo llenó de agua un pote y se asomó al abismo.
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