sábado, 19 de enero de 2013
Proyecto "Usted está aquí" 400 metros
400 m - 14 de Julio y Álvarez Thomas
-- Peinala a Inés-- ordenó furioso. Que no hubiera clientes no habilitaba a los peinadores a dormirse en los sillones. Por lo menos que le arregle esos rulos a la chirusita de recepción.
-- A mí ya me peinó Ernesto, Orlando.
-- Estás despedido. Un horror lo que le hiciste. Lavá y peiná de nuevo. Desde hoy la quiero con pelo lacio. Más elegante.
Orlando había inaugurado a principios de mes. Con toda la pompa. Fiesta, plantas, volantes, tres estilistas, y una lavadora recepcionista. Ya habría tiempo para añadir depilación. El negocio iría creciendo sobre la marcha. El barrio no tenía otra peluquería, ese local en la esquina de la avenida era una pegada. El de la inmobiliaria dijo que cerraron por duelo, pero que el negocio era un éxito.
Sin embargo, nada. No entraban ni los vendedores ambulantes. Inés aseguraba que había vecinos que hasta cruzaban la avenida para no caminar por esa vereda. Una locura, pero la verdad es que no pasaba ni un alma.
Y estaba el asunto de las tijeras. Rubén, de hecho, había renunciado porque aseguraba que había visto a sus tijeras moverse solas sobre la mesa. Un desatino, pero era cierto que las tijeras se perdían todo el tiempo; claro que esa era una circunstancia típica de cualquier peluquería.
-- Gajes del oficio -- alegó Orlando.
El día que Inés presentó su renuncia, ya no quedaba ningún elemento cortante. Habían desparecido todos. Orlando, que no podía sostener el emprendimiento, le propuso a Ernesto volver a emplearse ambos en la peluquería grande de la estación. Barrio maldito. Se fueron y no volvieron más. Jamás supieron lo del asesinato del juguetero. Los vecinos sabían ocultar sus secretos a los forasteros.