Cadalso
de Bibiana Ricciardi
Las
autoridades tuvieron que tomar una decisión impensada. La pobre señora no tenía
la culpa sin embargo, se privilegió el bien público por sobre el privado. La mujer
ostentaba su longevidad de forma obscena. No era que no tuviera derecho a continuar
viviendo todo el tiempo que pudiera. El problema mayor era que la anciana no se
quedaba quieta en su casa, le gustaba exhibir sus achacosos ciento veintisiete
años en diarios, revistas y televisión.
Un desparpajo que estaba trayendo sus consecuencias a las autoridades
sanitarias. Porque muchos comenzaron a seguir sus pasos, y se negaron a morir. Incautos
que creyeron aquello de que uno no se muere cuando puede sino cuando quiere. Cuando
los hospitales comenzaron a sufrir la saturación propia de la falta de rotación
hubo alarma generalizada. No se podía vivir rodeado de enfermos crónicos y
viejos centenarios. Fue así que se aplicó esta polémica medida ejemplificadora.
Inspirado en: http://www.infonews.com/2012/09/06/mundo-37402-dice-que-tiene-127-anos-y-que-tuvo-a-su-hijo-a-los-61.php