Botas de cuero
de
Bibiana Ricciardi
El día que comenzó a llover Adalberto estaba en
el campo. Tenía sus botas de cuero de carpincho. Lindas, una paquetería. El
hábito hace al monje. Si un empresario alquila campos, y se transforma en
estanciero, debe demostrarle a la peonada. Para que vean que uno no es un
señorito de la ciudad. Ya no. Si no, lo
pasan por arriba. Podría haberse puesto las de goma. El pronóstico anunciaba tormenta
desde temprano, pero le gustaba darse gustos. Ahora podía. La soja se vendía sola.
Bien, rápido y en cantidad. Oro verde. Una maravilla. Entonces apuró el tranco
evitando el agua. No quería manchar el cuero, la camioneta había quedado lejos.
Llegó a tiempo. Salvó las botas, no así la cosecha. Diluvio final. Cayó tanta
agua que los campos fueron lagunas. Adalberto lamentó su suerte pero no se
detuvo. Cambió de rubro. Aún usa sus botas cuando visita la mina.
Inspirado
en: http://www.clarin.com/sociedad/Pehuajo-agua_0_769723183.html