Primer mundo
de
Bibiana Ricciardi
-- Me caso, no me caso, me caso,
no me caso, me caso.
El hombre tiró con furia el tallo desflorado de
la margarita. Lo aplastó, tiñó de verde clorofila el piso de tierra de la carpa.
El asentamiento de rumanos tenía unos cuantos meses. Se habían ido juntando a
medida que la miseria los fue alejando de la ciudad. La suciedad les garantizaba
la subsistencia. En Madrid no se puede
revolver la basura. Vivir en el basurero mismo, en cambio, les garantizaba alguna comida diaria. Tenía
cuatro niñitos. Escalerita. Ellos se divertían. La más grandecita se había
encariñado con las ratas. Estaba amaestrando a dos que había encerrado en una
caja. La policía no se metía con los rumanos. Buscaban indocumentados,
inmigrantes ilegales, ciudadanos extracomunitarios. La pertenencia al
continente es su único bien. Vasile venderá su única pertenencia. Ganará unos
Euros casándose con una sudamericana que necesita los papeles.
Inspirado
en: http://politica.elpais.com/politica/2012/08/16/actualidad/1345143830_344676.html