La última carrera
de
Bibiana Ricciardi
El hombre más rápido que el rayo
corre a velocidad de la luz. Una exhalación literal. Inspira y se expulsa. Como
si se arrojara a una pileta. Son cien metros en los que se juega la vida. Un
suspiro eterno. Sus piernas corren a velocidad tal que ni siquiera pueden ser
vistas. Las manos grandes como paletas impulsan el desplazamiento de ese cuerpo
inmenso en la pista. En la tribuna la hinchada también contiene el aliento. Los
comentaristas vaticinaron un nuevo record olímpico para ese atleta único, y los
hechos parecen confirmarlo. El inmenso reloj marca los nueve segundos y un par
de centésimas cuando el campeón atraviesa la meta. Su entrenador se acerca para
felicitarlo, la prensa se agita para acercarse, pero el hombre no se detiene y sigue
corriendo a través de los pasillos, sale por la puerta del estadio y desaparece
en la inmensidad de la ciudad.
Inspirado
en: http://www.infobae.com/notas/663054-Bolt-el-hombre-mas-rapido-del-mundo-se-adueno-de-las-tapas.html