Asepsia
de
Bibiana Ricciardi
El problema del beso es la
saliva. Un fluido desagradable. De los peores que produce el cuerpo humano.
Usted no estará de acuerdo, me imagino. Por lo general nadie lo está. La gente
piensa en otros: la materia fecal, los mocos, el orín, el sangrado vaginal, el
sudor, el semen, la cera de los oídos. Todo lo que fluye del cuerpo es
horrible. La única excepción son las lágrimas. Será por la sal, tal vez. Son
translúcidas, dignifican a quien las verte. Pero todos los demás son penosos.
No veo por qué promover el intercambio. ¿Comprende? No digo prohibir todo tipo
de transacción de fluidos. Sé que eso condenaría la raza a la extinción. Pero por
lo menos limitar esta acción a la esfera de lo privado. Necesitamos una condena ejemplificadora, señor.
Que ya nadie se atreva a besarse en público. ¿O usted permitiría que alguien
defeque en una plaza?