Mundo exterior
de
Bibiana Ricciardi
Abrió la cama y enfrentó el frío
invernal. Había extendido el remoloneo por demás pero como premio tenía la
frase más perfecta de todas. Casi la tenía. Sólo debía pulir algunas letras
para dejarla en ciento cuarenta caracteres. Le estaban sobrando algunas eses.
Tal vez si la llevara al singular… De camino al baño prendió la computadora.
Orinó sentado para pensar mejor. Prendió la cafetera sin lavarse las manos.
Estaba retrasado. Con un oído siguió el sonido de la tostadora, y con el otro
el del inicio de su notebook. Las tres máquinas cantaron al unísono. Esteban
olvidó el café, agarró al vuelo la tostada y se lanzó sobre el teclado. Tipeó
disfrutando por anticipado la lluvia de retuits, pero justo entonces se cayó el
sistema. Se asomó a la ventana, el
parque enfrente solía relajarlo. Pero entonces descubrió que una torre tapaba
por completo la vista de su balcón.