Gesto
de
Bibiana Ricciardi
“Nudo corredizo”, anotó en el
buscador. El padre le había regalado la computadora para su cumpleaños. Decía
que era mejor eso antes que una fiesta de quince, que se evapora en una noche.
Los bienes quedan. Era importante atesorar. Solía sentenciar frases importantes.
Sofía asintió, no valía de nada disentir. Ya le demostraría con hechos, no con
palabras. Le aparecieron ciento veintinueve mil respuestas. Hablaban de nudos
para pesca. ¿Servirían? La mecánica debería ser la misma, si la soga era gruesa
podría sostener el peso. Debía haber alguna en el último cajón de la cocina. La
familia guardaba todo tipo de cosas allí, un lugar para lo inclasificable. Era
de madrugada. Revolvió con cuidado. Había dos, tomó la más larga. Estaban
también las velas usadas de su torta, el uno y el cinco. Se las puso en el
bolsillo, el padre sabría interpretar el mensaje cuando encontrara su cuerpo
colgando.