Tienda de recuerdos
de
Bibiana Ricciardi
Patricia era camarera del bar de la estación,
donde se servía ese café recalentado capaz de perforar las entrañas del más
duro de sus comensales. Un trabajo duro pero que le permitía ahorrar las monedas
de las propinas. Cuando juntaba los suficiente se tomaba el tren, bajaba en
Palermo, y caminaba las cuadras que la separaban de la mejor tienda de café del
universo. Un viaje al primer mundo que no le costaba más que los dos pesos del
tren ida y vuelta, y los veintitrés del vaso grande. Large, no grande. Un esfuerzo que se justificaba en ese mismo “larsh”
que le soltaba a la cajera distante. Casi que hasta aprendió a hablar en inglés
a fuerza de probar sabores incomprensibles. Cinnamon, honey, mint, cold,
frozen. De regreso al tercer mundo se traía de recuerdo los vasos plásticos con
el logo que usaba para tomar agua en el trabajo.
Inspirado
en: http://www.lanacion.com.ar/1491119-starbucks-pidio-disculpas-por-las-primeras-disculpas