Vacío
de
Bibiana Ricciardi
Antes el cuerpo se resistía a
parar. Cuando sonaba el silbato tendía a continuar en movimiento. La ley de la
inercia, sería. Ahora, en cambio, el
aire se niega a entrar a sus pulmones. No es tan viejo. Sin embargo, está
gastado. La cabeza, no el cuerpo. La hinchada corea su nombre. No merece. No
hoy que están perdiendo la final. No hoy que los traicionará. Antes. Lo querían
por antes. No era traición. ¿Sabrán todo lo que les dio? Por eso se había
secado por dentro. ¿Lo seguirían amando? Menos mal que no trajo al pibe. Para
qué. ¿Para verlo arrugar? Y el árbitro que no cierra. Tantos árbitros.
Ceremonia repetida. Harto. Cuando suena el silbato le tiemblan las piernas. De
flojera, no de emoción. Perder le da lo
mismo que ganar. Nunca imaginó que el último partido en el cuadro de sus amores
lo dejaría así, tan vacío.