El despertar de la bestia
de Bibiana
Ricciardi
El hotel es cómodo, la habitación confortable, las
cortinas suficientemente pesadas como para filtrar los gritos de sus fans. El
rock star se despierta, una vez más, en una cama demasiado mullida para ser la
propia. Se desliza suave, evita despertar a su bella mujer. Prefiere ahorrarle
la imagen. Siente la tensión de cada músculo. Ser joven es olvidarse de qué
partes está compuesto el cuerpo. Percibirlo como unidad, no cómo conjunto. Los
primeros pasos le recuerdan el más grave de sus dolores: la cabeza. Detesta el volumen
elevado al que debe someterse en cada show. El baño huele a flores frescas, no
a esencias. Agradece la caricia al alma, que lo reconforta más que el desayuno
que apenas mira. Los espejos implacables
escupen su imagen. Quién lo viera anoche
sobre el escenario, y quién lo ve ahora. No hay nada más patético que la vejez
de un rockero, piensa.
Inspirado
en: http://www.perfil.com.ar/ediciones/2012/3/edicion_657/contenidos/noticia_0043.html