Fuego enemigo
de Bibiana Ricciardi
Como una bala el primer acorde surcó
el estadio y se clavó en su sien. Lo siguió otro desde atrás. Uno nuevo por el
costado. Miles de taladros que atravesaron su cuerpo atenazando su garganta. El
escenario explotaba en fuegos artificiales y el hombre creyó morir. Apretó
fuerte los dientes. Las balas seguían cayendo certeras a golpe de bajo, grito y
batería, la pared tapaba a los músicos y proyectaba el infierno tan temido. Maldito
hijo de puta. Como si hubiera estado ahí, en la trinchera, junto a él. La cabeza volvió a explotarle como en el cine
del barrio, cuando volvió de la guerra. El médico le había dicho que no fuera
pero era Pink Floyd cómo no ir. En el estadio la música crecía y se multiplicaba
en imágenes cruentas de diversas guerras iguales a las suya. No debería haber
ido. Pero era Roger Waters, cómo no ir.
Inspirada en: http://www.lanacion.com.ar/1454730-waters-dio-anoche-el-show-mas-esperado