Cuántas vidas son una vida
de Bibiana Ricciardi
Habían pasado sólo un par de minutos
cuando el hombrecito se inclinó, y murmuró algo al oído del presidente, que se
levantó de imprevisto y abandonó la reunión. Nos miramos sorprendidos. Habíamos
esperado sesenta y siete días, en los que vimos morir a varios más de los
nuestros. La situación era extrema. La sequía nos estaba despojando de lo poco
que teníamos. Comprendíamos que el presidente estaría ocupadísimo, en un país
en guerra el hambre puede pasar a un segundo plano. Imaginábamos que cuando por
fin nos recibiera ya tendría una solución para ofrecernos, tal vez.
El asistente regresó para explicarnos
que debíamos retirarnos. Un asunto de vital importancia exigía la atención del
presidente. Saliendo el ascensorista volvió a saludarnos efusivo, un paisano
que se había mudado a la ciudad. Él nos explicó que la tensión en el palacio se
debía a que un corresponsal había muerto en un bombardeo.
Inspirado en: http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/subnotas/189030-58103-2012-03-07.html