Amor prohibido
de
Bibiana Ricciardi
-- El
segundo, Padre.
--
¿Segundo?
--
Segundo mandamiento.
--
¿Un juramento pecaminoso?
--
No, padre yo no juro.
-- El
segundo mandamiento dice que no debemos tomar el santo nombre de Dios en vano.
-- No
me haga que le explique.
-- No
somos nosotros los sacerdotes quienes perdonamos, sino Dios mismo a través
nuestro. Es por eso que necesitamos comprender la naturaleza exacta del pecado
para poder perdonar.
-- Usted
dígale el segundo, el va a saber comprender.
-- No
te pido detalles, sino la descripción de la mala acción que te trajo hasta este
confesionario.
--
¿Usted le explica sus pecados a Dios?
--
Los sacerdotes tenemos también un cura confesor.
--
Uno que ve todas las noches en la sacristía, justo después de la misa de las
ocho.
--
Estás perdonada, hija. Podés ir con Dios.
--
¿No necesitaba los detalles?
--
Por hoy podemos obviarlos.
--
Recuerde mencionarle esta noche a su confesor que por su culpa yo he perdido mi
fe en Dios.
Inspirado
en: Infobae (14/2/12) - Dos sacerdotes colombianos pagaron a un sicario su
propio asesinato.