Confianza ciega
de Bibiana Ricciardi
-- Es palabra de Dios.
--
Amen.
Los
feligreses esperaron el gesto de bendición final, pero el cura carraspeaba aún
en el micrófono. Sus palabras ahora sonaban como la de los locutores de la
radio. Gracias a la contribución generosa de todos, había podido reunir el
dinero suficiente como para comprar un equipo de amplificación de última
generación. Al principio hubo protestas. Decían que hubiera sido mejor arreglar
las goteras. El sacerdote les explicó que el dinero ahorrado alcanzaría para
ambos gastos. Además del orgullo de superar por fin en algo a la parroquia del
centro.
--
Hermanos, me veo obligado a comunicarles que han desaparecido los ahorros para
el arreglo del techo. – Un murmullo se
alzó entre los presentes. La presencia del patrullero en la puerta había
despertado múltiples habladurías.-- Dios es testigo de mi honestidad. Les ruego
que se acerquen a la comisaría y den su testimonio espontáneo.
Inspirado en: La Nación – Policiales (25/1/12) –
“Un cura denunció el robo de 160 mil pesos, pero la policía desconfía”