Luto
de Bibiana Ricciardi
Conozco a mi abuela desde hace
cuarenta y dos años, lapso coincidente con el de mi propia vida. Por eso puedo
afirmar las siguientes premisas:
a) Veo a la anciana que vive en la
casa de mi madre desde el día que nací.
b) Los
primero recuerdos de su imagen de luto perenne se remontan a mis tres o cuatro
años de vida.
c) La mujer
está enlutada hace por lo menos treinta nueve años.
Negra la pollera, la camisa, el saco
que porta en época invernal, las bombachas
gigantes que cubren sus genitales vetustos, los
corpiños, y hasta el alma. El color penetró por
sus poros y le tiñó el espíritu. Mamá dice que abuela teme al fantasma de
su difunto esposo, que el luto sirve para ahuyentarlo. Pero yo sé que el negro
no la ayudó, por lo menos no a mí. La ausencia de abuelo es presencia en todas mis angustias.
Inspirado en: La Nación (24/1/12) – Política – “La
presidenta dejaría el duelo”