miércoles, 3 de septiembre de 2014
Doscientas palabras - Pompas de jabón
Una pompa de jabón se eleva frente a sus ojos. Un rayo transversal perfora el aire pero no la roza. Tornasolada gira, exhibe su violácea seducción. La anciana, inmóvil en la cama, la observa. Entró por la ventana. La misma por la que se cuela el sol. Hace rato que regresó de su siesta obligada por el griterío de los chiquitos afuera. Habrían salido del colegio, ya serían las cinco. O seis, sino la luz no se vería violeta en su pompa de jabón. La burbuja desciende, se acerca a su cara, la mujer contiene la respiración. Recuerda. Ha escuchado por ahí que el médico decía que ella no podía recordar. Van hasta el borde de su cama y hablan de su salud, de las incomodidades que le provoca a la familia, de lo caro que se han puestos los remedios, como si en vez de Alzheimer tuviera sordera. No es verdad que no pueda recordar. Al revés, no puede dejar de hacerlo. Los recuerdos se suman uno sobre otro, juegan entre sí, bailan frente a sus ojos, la tientan con sus brillos, solo que cuando extiende la mano para tomarlos explotan en el aire como una pompa de jabón.