miércoles, 7 de mayo de 2014

Doscientas palabras

Día 109
Miércoles 7-5-14

Ascenso

Subió tan rápido como sus piernas se lo permitieron. Perezosas, permitían poco; casi nada. Cuando llegó al primer descanso había comenzado a oscurecer, temió tropezar. La tecla de luz estaba lejos. El timbre sonó de nuevo. Continuó. Aún podía llegar. La sombra del peldaño. No lograba confiar en esa visión borrosa. Si volvía a caerse no podría volver a pararse. Los médicos habían sido claros. De la cama no hay retorno. De ahí, a la tumba. Como Mari. Ni tumba, un nicho chiquito, si estaba consumida. La cama te chupa, te exprime el jugo interior, te deja seca.
Un nuevo timbre la empujó hacia arriba, a la oscuridad. Un abismo vertical al que arrojaba su humanidad con impulsos tenues. Pensó en advertirle a Hugo que ya llegaba, que la esperara, que cuando llamó la primera vez había justo bajado al sótano. Se había terminado la soda y ella sabía lo que le gustaba rebajar el vino con un chorrito. Lo quería complacer. Tenía que atenderlo bien, que volviera a visitarla. ¿De otro modo cómo haría para volver a levantarse? Hablar muda le dio fuerza suficiente para llegar al último escalón, pero cuando abrió la puerta su hijo ya no estaba.