Día 112
Domingo 11-5-14
Blanca y radiante
Lo peor de su nueva habitación era el color. En qué habrían estado pensando los especialistas. Suburbios fabriles humeantes tiñendo de saludable negro la vida de la comuna. Serena no hubiera imaginado jamás que hubiera algo tan blanco escondido en las entrañas urbanas. El rincón en el que la habían confinado hedía a blanco, un olor pegajoso como el de la sangre. No podría lavarse ese color ni con el mejor jabón.
-- Bañate. Los elementos de higiene están en el armario.
La enfermera había entrado con sigilo a la habitación, y con impertinencia a su cabeza. A partir de ahora tendría que cuidarse de lo que pensaba si quería ser liberada.
La ropa que debería ponerse después del baño también era blanca. Se vio en la puerta de la iglesia, niña de pelo renegrido estirado en un moño blanco, vestido blanco a la rodilla, guantes blancos en sus manos, rosario blanco en su cuello. La imagen se fundió con la de otra iglesia. El vestido blanco ahora llegaba a los pies y se estiraba en una larga cola. Blanca también podría ser su mortaja, descubrió con alivio. El peine tenía filo suficiente como para ayudarla a teñir todo de rojo.