jueves, 24 de abril de 2014

Doscientas palabras



Día 100
Jueves 24-4-14

Resfriado

Entre las tres y las tres y diecisiete hay mucho tiempo. Diecisiete minutos, mil veinte segundos. ¿Comprende? No comprende. Le estoy explicando que la medición de su uso temporal es tan arbitraria como poco confiable. Si usted me dice que enseguida me atiende, pasan diecisiete minutos y yo todavía estoy acá sentada con mi pobre gatito en la falda, significa que su forma de abarcar lo inabordable del infinito devenir cronológico no parece ajustarse a la imprescindible practicidad que exige la guardia de una clínica veterinaria. ¿Me comprende? No me comprende. Diecisiete no es igual a mil veinte. Entonces por qué deberíamos ajustarnos a una convención tan ridícula que ni siquiera logra coherencia. En este lapso temporal que estamos midiendo seguramente han nacido, unos cuanto miles de gatitos en el mundo. Y habrán muerto otros tantos. Habrán pasado cuatrocientos veintitrés autos por la avenida, el semáforo de la esquina habrá cambiado de color en unas treinta y siete oportunidades. Pero mi gatito no se ha modificado. En todo este tiempo medible en variables tan diversas como minutos, segundos, autos, muertes, nacimientos y semáforos, el único que permanece inalterable es mi gato. ¿Cómo puede usted demorar tanto en atender su resfriado?