Inexorable final
de
Bibiana Ricciardi
Desde chica había querido tener algo. Un perro,
un gato, un canario, un pez, una rosa. Algún ser no humano que la acompañe. Un
objeto animado, pero no tanto. Uno capaz de no desanimarse, de continuar vivo. Pero
comprendió que la vida implicaba también la muerte y desistió. Se dedicó a
atesorar objetos inanimados. Visitaba ferias y mercados callejeros, compraba lo
que nadie quería. Así fue como un día encontró vida en un objeto inanimado, una
pintura de belleza tal que jamás perecería. Entones sacó todos los otros
objetos previos, y colgó la pintura en
la pared. Ella y su Renoir. No necesitaba nada más. Sin embargo, el tiempo pasaba
inexorable y la mujer envejecía con el temor de obligar al objeto a ser testigo
de su propio final. Entonces una mañana volvió al mercado y entregó su joya por
pocas monedas. Algún joven crédulo se entusiasmaría y la compraría.
Inspirado
en: http://cultura.elpais.com/cultura/2012/09/10/actualidad/1347282239_194570.html