Alunizaje
de Bibiana Ricciardi
El tema se había resuelto entre gallos y medianoche. A la superpoblación de la zona se sumaba la creciente mortandad terrestre. Las personas caían como moscas. Guerras, catástrofes, hambre, pestes. Los muertos llegaban de a miles y pronto no hubo donde poner ni un alfiler más. Aterrizaban en los anillos del planeta y se iban acomodando de acuerdo a su voluntad. Nadie regía su comportamiento. Quién querría estar en contacto con seres tan decepcionados de la vida como de la muerte. "¿Esto es todo?", preguntaba el recién llegado. Todo. No infierno, no cielo. Nada. Polvo celestial. Ante tanta desorganización fue natural que no se previera una solución alternativa. Un funcionario iluminado creyó que la luna podía ser un buen lugar. Y así fue como el 24 de agosto de 2012 llegó la primer alma a la luna. Era un tal Neil Armstrong que al llegar elevó una plegaria de agradecimiento.
Inspirado en: http://www.perfil.com/contenidos/2012/08/25/noticia_0018.html
