Sapos
de
Bibiana Ricciardi
El
hombre era un estereotipo. Exudaba mucho
de lo que debía ser. Una especie de estereotipo tramposo. Algo debía esconder. Antonio
sospechaba de sí mismo cada vez que se veía reflejado en el espejo. La fisura
estaba ahí, evidente. Y entraba agua a borbotones. Aunque intentara emparcharla.
Taparla con un dedo. Rajadura con bifurcaciones. Grieta que avanzaba en
cientos. Ramificación. Metástasis. ¿Qué fue primero? El tumor se formaba de
tanto tragar sapos. Uno detrás de otro. Si pudiera meterse los dedos en la boca
y vomitarlos a todos juntos, capaz que se curaba. Cuánto me queda. Oyó la
pregunta como si la hubiera formulado otro. Su oncólogo le palmeó el hombro. No
se molestó en montarle un número. Para qué. Después de todo eran colegas. Pero
del otro lado del mostrador era todo tan distinto. Tener un plazo aliviaría.
Por lo menos podría intentar desarmar algo de su propia maqueta.
Inspirado
en: http://www.lanacion.com.ar/1501438-cormillot-no-sabia-como-comunicar-que-tenia-cancer