Hogar dulce hogar
de
Bibiana Ricciardi
Nos tenemos que organizar,
mamita. ¿Me escucha? Porque ya estamos grandes. Las dos, yo también soy casi
una anciana. ¿Me entiende? A mí me costó trabajo hacerme mi espacio. ¿Cuánto
demoré en irme de casa? Demasiado. Yo casa todavía le digo a la suya, porque
esta mía… Todavía no me pude comprar la heladera, sabe. Además para que sea una
casa debe haber un hombre. Una cama compartida. ¿Me explico? En la suya no
habrá hace mucho, pero hubo. Mi padre que ni me acuerdo. Y el otro que ni me
quiero acordar. Por eso no puedo recibirla acá. Porque quién le dice que me
consiga una heladera. O un hombre. ¿Y qué le voy a decir? “No abras esa puerta
porque ahí guardo al cadáver de mi madre”. No, puedo. Yo la voy a enterrar a
usted en el fondo y listo. Todos los días le llevo una flor.
Inspirada
en: http://www.minutouno.com/notas/258150-una-mujer-convive-el-presunto-cadaver-su-madre