American dream
de
Bibiana Ricciardi
Usted
me dice que tengo que emplear a un
ladrón. ¿Me lo dice de verdad? Ya veo, llegamos a esta situación porque nos
sacamos de encima a los inmigrantes. Dígame una cosa, señorita: ¿Los nuestros
no pueden trabajar? Usted sabe, los americanos honestos que progresamos gracias
a nuestro propio esfuerzo. Yo los voté para
que me saquen la lacra de encima, no para que me obliguen a contratar a alguien
peor. A mí qué me importa que sea un preso americano. Los delincuentes no
tienen ninguna nacionalidad. Los nuestros son los nuestros. Buena gente. Hasta
un niño del kinder sabe distinguir cuáles son los nuestros. El problema fue la mezcla. Tantos años permitiendo
que venga cualquiera. Pero en mi tierra, no. Ya no. Suelo americano. Cebolla
americana, manos americanas. Ya sé que soy libre de emplear a quien quiera,
pero los nuestros cobran demasiado y la cosecha
se pudre. ¿Comprende?