Camión
de
Bibiana Ricciardi
La había imaginado así: bella,
brillante, única. Un cuerpo espectacular. Rajaba la tierra, la partía al medio.
Una hembra de aquellas. Hasta los árboles se volteaban para verla. Deseada por
todos pero sólo suya. Un sueño. Sólo suya. Parecía mentira. La cara de los
pibes cuando la llevó. Al enano se le cayó la mandíbula. Se murieron. Qué se
iban a imaginar que él podría levantarse semejante minón. Pero no era cosa
fácil. Había que estar ahí, pasar de un Fitito a un camión. Una pesadilla.
-- ¿No tenés miedo de que te la
afanen?
Sí, claro. Pero que hermoso ver
la envidia de los otros. Tan
acostumbrado a mirar los dulces en la vidriera. La ñata contra el vidrio. Y
ahora...
-- ¿Y si te mete los cuernos?
Me mato. La mato. Cuernos, no. No
podía dormir. Por eso la dejó. El camión es peligroso. Si chocás te matás.