Amor eterno
de
Bibiana Ricciardi
Esa mujer finalmente fue suya. Un militar
estratega puede resistir toda una vida. Los dejó
que hablen, que vistan laureles ajenos, que inscriban sus nombres junto al de
la amada. Abrigó su desconsuelo con el
recuerdo de ese cuerpo blanco, transparente, brillando de vida en plena muerte.
Ella. La primera, la única. La fundadora del género. La misma Eva de los evangelios. La pura y bella
corrompida por el monstruo innombrable. La eterna dueña de su corazón. De todos y de ninguno. Sólo suya. ¿Acaso no había sido el quien la rescatara aquella noche fatídica en plena revolución libertadora? Cruzó la ciudad en busca de su amada que lo espera virginal en
su ataúd nupcial. Fue suya esa noche,
y todas las demás, cada vez que habitó el cuerpo de una mujer. Ahora que habían muerto todos los otros podía
por fin gritar su amor. Su mérito fue la longevidad.
Inspirado
en: http://www.lanacion.com.ar/1484524-el-otro-derrotero-del-cuerpo-de-evita