Amigos para siempre
de
Bibiana Ricciardi
"La
culpa es del mayordomo." El anciano ríe silencioso. Repite la frase
y vuelve a reír con ganas.
--¿Y se lo creyeron?-- consulta aún con restos de carcajadas en su rostro.
La senilidad a veces retorna a ciertas personas a la
primera infancia. Y cuando se trata de viejos ilustres y poderosos esta
reverberancia trae resabios inquietantes. La ausencia de filtro que transforma
al infante en un potencial egoísta desaprensivo, regresa
incrementada por el capricho contrariado de quien no quiere afrontar el final
inminente, primer límite concreto a sus desmedidas
aspiraciones.
--Los periodistas esperan, su majestad.
El anciano ahogó la risa reciente en una máscara de furia. Su funcionario bajó la cabeza y murmuró:
--Todos conocen su amistad profunda con el mayordomo.
-- La amistad es un don divino, y yo he dedicado mi vida a
Dios.
El mayordomo se dispuso entonces a cumplir su última misión.
Inspirado en: http://www.clarin.com/mundo/Arrestan-mayordomo-Papa-documentos-secretos_0_707329390.html