Unas pocas mujeres
de
Bibiana Ricciardi
-- Le voy a pedir que evite de alguna manera
esto.
El funcionario hablaba bajo,
como si pudieran oírlo. Espiaba tras la cortina la marcha de mujeres portadoras
de pancartas blancas. Su interlocutor lo observaba preocupado y se preguntaba cómo
podría pararlas. Eran pocas pero su andar triste era inquietante. La prensa las
llamaba “las viudas de la recesión”. Los
tipos habían sido flojos, en lugar de quedarse para ayudarlas a enfrentar la
crisis económica se suicidaban. Cobardes, no podían afrontar el propio fracaso
y huían dejándoles a sus viudas la deuda como herencia. Con el tiempo y la
escalada jerárquica, el hombre había ido domando al policía que llevaba adentro,
pero cuando veía casos como este volvía a sentirse dominado por el enojo.
--Son unas pocas mujeres. Unas
pobres pelotudas, jefe. Dos o tres nomás.
-- Imbécil, no entendés nada. El
hombre se suicida, la mujer da pelea.
Inspirado
en: http://www.lanacion.com.ar/1470405-las-viudas-de-la-recesion-marcharon-en-italia