Hombre de mar
de
Bibiana Ricciardi
-- Si un hombre mete la cabeza
en la jaula de los leones debe atenerse a las consecuencias de su acto. Se ha
sentado debida jurisprudencia al respecto.
En la enorme pecera el tiburón se agitó
nervioso.
-- Pero si el sujeto en cuestión camina por la
estepa no habría porque presagiar un final sangriento.
El juez se levantó dispuesto a interrumpir el
alegato.
-- Voy al
punto, señor juez: La defensa sostiene que el acusado actuó en legítima defensa,
que la víctima habría invadido su espacio vital. Sin embargo, el ataque no
sucedió dentro de un acuario, sino en las aguas de la bahía. El acusado aquí
presente no estaba impedido de huir al sentirse amenazado por otra especie. El
caso que analizamos, señores y señoras
nada tiene que ver con el del león enjaulado. ¿Hasta cuándo vamos a aceptar que
estos sujetos se crean dueños de nuestros océanos?