Nunca más
de Bibiana Ricciardi
Querida
hija de mi alma (no pude engendrarte con el cuerpo pero si con mi alma), me
dicen que no aceptás recibir mis cartas. Tu
rechazo me duele más aún que este encierro injusto. Me aterroriza pensar que tal
vez el esfuerzo no haya sido suficiente. Me niego a creer que ya no valorás el enorme trabajo que hemos hecho tu madre y yo. Todavía recuerdo tus ojos abiertos como platos tras la balacera.
Eras tan chiquita, no podías comprender que había sido necesario matar a tus padres para salvarte de ellos.
A veces me pregunto qué hubiera sido de tu vida si no
hubiéramos intervenido. Te soñé toda andrajosa,
como la otra, la biológica. Pero yo sé la calidad de educación cristiana que te hemos
impartido, y eso no se borra tan fácil. Aunque nos odies estamos
ahí, tan presentes como los genes
de los subversivos que te engendraron.
Inspirada en: http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-190350-2012-03-24.html