El último rabdomante
de
Bibiana Ricciardi
La piel seca, arrugada, a Don Matías el cuerpo le desmentía
el mote. ¿Cómo podía llamarse "hombre del
agua", aquel que se va disecando como una pasa de uva? En el pueblo pocos
creían en su magia, sin embargo no
había quién no lo consultara. Con las lluvias el hombre engordaba
como si lo regaran, pero en cuanto venía la seca comenzaba a
encogerse al ritmo de la varillita de junco con la que encontraba las
vertientes más ocultas. Venían incluso hasta de los pueblos más lejanos.
Con el paso de los años, Don Matías, que estaba cada vez más
seco, quiso buscar un aprendiz, alguien a quien heredar su sapiencia. Sin
embargo, nadie quiso. Hubo incluso quien se ofendió. El campesino no es pescador, lo suyo es la tierra, no el
agua. Pero cuando Don Matías murió, en medio de una gran sequía,
nadie pudo ya sembrar su campo.
Inspirado
en: http://www.lanacion.com.ar/1457194-don-britos-el-ultimo-rabdomante